El
sitio principal de las protestas prodemocracia en Hong Kong fue
desmontado pieza por pieza este jueves, marcando el comienzo del final
de una ocupación inédita que profundizó las fallas políticas en el papel
de China en el gobierno de la ciudad.
Fueron desmontadas las filas de carpas de colores que habían poblado
un tramo de la avenida que atraviesa el corazón del distrito financiero.
También las piezas de arte de protesta que habían surgido durante la
ocupación, incluyendo esculturas con los emblemáticos paraguas.
Los policías retiraron a los últimos manifestantes restantes uno por uno.
La limpieza del sitio marcó el final de más de 10 semanas de
protestas callejeras que desafiaron al gobierno comunista de China y
atrajeron la atención del mundo.
Las protestas bloquearon partes de la ciudad durante semanas,
generaron enfrentamientos esporádicos, y parecían servir como un
despertar político para muchos jóvenes de Hong Kong.
Después de que los agentes desmantelaron las barricadas en el lugar, a
raíz de una orden judicial solicitada por una empresa de autobuses,
olas de policías se movilizaron.
Encontraron poca resistencia mientras derribaban las carpas y utilizaban cutters y motosierras para cortar las barricadas improvisadas de metal, madera y plástico.
Paraguas rotos
Los agentes judiciales se llevaron paraguas rotos que también habían
formado parte de las barricadas, unas marchitas versiones del emblema
del movimiento de protesta.
El lugar de la protesta, ubicado al lado de la sede del gobierno de
la ciudad, una vez había atraído a decenas de miles de personas. Pero el
jueves, sólo unos pocos cientos permanecieron. Mucha gente hizo maletas
y se fue antes de la fecha límite fijada por las autoridades.
"Si se trata de una prueba de fuerza, no hay posibilidad de que
podamos ganar", dijo Jamie Ng, un manifestante de 21 años quien se
comprometió a quedarse hasta el final.
El gobierno chino, que tiene el control último sobre Hong Kong, ha
rechazado categóricamente la demanda de los manifestantes de elecciones
abiertas, y consideró a la ocupación como ilegal. Dejó que las
autoridades locales se ocuparan de la situación.
Profundas divisiones
En las últimas semanas se han profundizado las divisiones entre los
distintos grupos dentro del movimiento de protesta, los manifestantes se
han diluido y el apoyo público a las ocupaciones de la calle ha caído.
Pero los manifestantes han dicho que incluso después de que el sitio
de la protesta sea despejado, continuarán su campaña. "Vamos a volver",
se leía en algunos carteles por todo el sitio antes de que comenzara el
desalojo. "Es sólo el comienzo", advertía otro.
"Vamos a hacer más acciones de desobediencia civil. Iremos a hablar con las comunidades locales", dijo Ng.
“Quiero democracia real”
Los líderes de los grupos de estudiantes que han encabezado las
manifestaciones dijeron que permanecerían en el lugar principal de la
protesta, pero no se enfrentarían físicamente a la policía.
Entre 150 y 200 personas, incluidos políticos y estudiantes, se
sentaron en la calle el jueves, diciendo que estaban listos para ser
arrestados.
Después de dar al grupo una última advertencia, la policía comenzó a
escoltar a los manifestantes uno a uno a camionetas estacionados cerca,
cargando a las personas que no quisieron caminar.
"Quiero democracia real, quiero sufragio universal", coreaba uno de los manifestantes mientras lo sacaban.
“La próxima generación”
Alex Chow, secretario general de la Federación de Estudiantes de Hong
Kong, dijo que los miembros de la organización se quedarían en el
frente, pero no usarían la violencia.
La limpieza de la zona de protesta no resuelve el problema de fondo,
dijo al hablar con la multitud antes de autoridades se movilizaran.
Joshua Wong, el estudiante que se ha convertido en la cara del
movimiento de protesta, también instó a los manifestantes a permanecer
en paz.
Wong, líder del grupo de estudiantes Scholarism, abandonó una huelga
de hambre el fin de semana que tenía por objeto lograr que el gobierno
de Hong Kong mantuviera las conversaciones con los manifestantes.
El día antes del desalojo, un manifestante de 24 años, Jerry Lam, dijo a CNN que pensaba que el legado de la ocupación viviría.
"Antes de que el Movimiento de los Paraguas de Hong Kong en realidad
la gente no prestaba atención a la política. Pero ahora, todo el mundo
se preocupa", dijo. "Nuestra generación pasará esta historia a la
siguiente generación, y van a saber lo que hicimos".
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