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viernes, 2 de enero de 2015

Una empresa busca crear extremidades con impresoras 3D


"Estaba en una posición para ver exactamente lo que ocurre en la mano humana. Aprendí lo básico de lo que se trata y pensé, sí, hagamos mi propio dedo”.

Richard van As recuerda el momento en mayo de 2011 cuando se sentó en un hospital de Johannesburgo, Sudáfrica, esperando a escuchar si sus dedos podían ser cosidos de nuevo. Solo una hora antes, estaba en su taller de carpintería serruchando madera cuando la sierra se resbaló y cortó diagonalmente cuatro dedos de su mano derecha. “Todo pasó tan rápidamente para saber qué pasó realmente”, recuerda.

En lugar de temer el resultado, o fijarse en las repercusiones de perder los dedos, ya pensaba en formas de reparar el problema, como un verdadero carpintero.

Después de días de buscar en internet no podía encontrar ningún lugar para comprar un dedo prostético funcional y se sorprendió por el costo de las manos y extremidades prostéticas que comenzaban en decenas de miles de dólares. Pero su navegación en línea rindió frutos ya que lo llevó a un video amateur publicado por un artista de efectos mecánicos en el estado de Washington, el cual se llama Ivan Owen.

Juntos desarrollaron un dedo mecánico para van As, pero su alianza también benefició a innumerables personas alrededor del mundo que tuvieron una amputación en sus manos y brazos, a través del nacimiento de la empresa Robohand.

Oficialmente lanzada en enero de 2012, Robohand crea prótesis mecánicas costeables a través del uso de impresoras 3D. No solo eso, sino que también hace que sus diseños sean de código abierto, para que cualquiera con acceso a esas impresoras pueda imprimir dedos, manos y ahora también brazos.

Imprimir prótesis

Por medio del proceso de fabricación aditiva, las impresoras especializadas utilizan el material termoplástico polilactido (PLS) para imprimir partes del cuerpo como nudillos y articulaciones, que cuando se combinan con acero inoxidable y aluminio producen una prótesis personalizadas que los clientes pueden armar y encajar gracias a un manual gratis de código abierto disponible a su alcance.

“Después de cinco minutos de que fue ajustado, las personas pueden utilizarlo”, explica Leonard Nel, el administrador de comunicación del equipo. “Está impulsado anatómicamente por la muñeca, codo u hombro una vez que está ajustado”, añade; lo que significa que sus movimientos son controlados por el usuario.

La primera Robohand creada fue hecha para Liam de cinco años, de Sudáfrica, quien nació con síndrome de bandas amnióticas (ABS), que lo dejó sin dedos en su mano derecha.

En minutos de ajustar su mano mecánica recién impresa, Liam se emocionó y expresó cómo ahora podía “recoger cosas”, al describir su movimiento diciendo: “Me copia”.

“Todos tienen su momento especial”, dice Nel.

Van As maneja todo el proceso con simplicidad, al expresar su deseo de eliminar la burocracia innecesaria y el costo cuando proporciona a las personas algo tan esencial como una extremidad. La mano completa de un adulto cuesta 2,000 dólares, se necesitan cinco horas y media para que se imprima y aproximadamente entre 10 y 15 horas para armar.

Ordenar una prótesis también es bastante sencillo. A los clientes se les envían formularios de medidas para que los completen y envían estos junto con escaneos 3D de sus manos para que se traduzcan al software, que imprimirá las partes de su prótesis deseada. Cuando los escaneos en 3D no son factibles, pueden fabricarse moldes duros en su lugar y enviarse al equipo en Sudáfrica.

La simplicidad del proceso de orden llevó a que la demanda superara lo que Robohand puede suministrar, con peticiones de extremidades de casi cada país en todo el mundo. Ahora hay una lista de espera de ocho meses cuando se realizan órdenes.

“Solo sé de tres países que no han recibido una mano todavía”, dice van As. “Para asegurar que todos puedan tener acceso esencialmente le robamos a los ricos y se lo damos a los pobres. Aquellos que pueden pagarlo, y aquellos que no pueden encontrar una forma para que alguien lo pague por ellos”.

Debido a que los manuales y archivos imprimibles 3D de Robohand están disponibles en línea, otros también utilizan sus diseños para imprimir prótesis. “Dejamos de contar en las 200 manos que fueron fabricadas en noviembre de 2013”, dice van As. “Pero podemos ver que ahora ha habido más de 143,000 descargas del software. Las personas de todo el mundo hacen esto sin nosotros. Ni siquiera los conocemos a todos”.

Devolver el favor

La mayoría de sus clientes está en Estados Unidos, donde la mayoría de los clientes puede pagar sus precios relativamente bajos, para que van As puede subsidiar las prótesis para aquellos que están más en desventaja.

“Tuvimos a Dylan Laas en Los Ángeles quien recibió una Robohand y cuando su papá vio el impacto pagó una para Waldo, otra persona en nuestra lista de espera, para que también recibiera una”, dice van As.

Waldo también nació con ABS, al igual que Liam, dejándolo sin dedos en su mano derecha, y van As pudo ajustarle una mano también.

“Todo se trata de devolver el favor mientras las personas quieren ayudar”, dice van As.

Robohand crece y el equipo planea expandirse más allá de los dedos y brazos que actualmente están en oferta. “Nuestro siguiente paso es imprimir piernas para que las personas las utilicen y caminen con estas”, explica van As. Pero no se acaba allí. “Después, si logramos que funcione, la meta es exoesqueletos completos, para que las personas con paraplejia puedan caminar de nuevo”.


Fuente: CNNMéxico

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