La
economía rusa cae y parece que eso no anima al presidente de ese país,
Vladimir Putin, a reparar sus relaciones con Occidente.
De hecho, Putin se está sumergiendo en una mentalidad revisionista de la Guerra Fría y ha provocado que el peor enfrentamiento en décadas entre Oriente y Occidente entre en una fase potencialmente más peligrosa.
La economía rusa está al borde del colapso y Putin pudo haber
aprovechado su maratónica conferencia de prensa anual del para mostrarse
flexible respecto a Ucrania y crear una posibilidad de alivio a las
sanciones de Occidente. Pero en vez de eso, recurrió a un discurso
poderoso para comparar a Rusia con un "oso" al que Estados Unidos y sus
aliados están decididos a encadenar antes de arrancarle "los dientes y
las garras".
Sus comentarios reforzaron un ciclo de enfrentamientos y
recriminaciones cada vez más intensos y las relaciones entre Estados
Unidos y Rusia cerrarán el año en el peor nivel desde la caída de la
Unión Soviética. Además, no hay indicios de que las cosas mejorarán en
2015.
Eso es un problema para el presidente de Estados Unidos. Barack Obama
preferiría concentrarse en las crisis de política exterior de otras
partes. Aunque Rusia no es la superpotencia que era durante la Guerra
Fría, no se le puede ignorar. Han desplegado 1,600 ojivas nucleares y
cierne una enorme nube geopolítica en Europa. El gobierno ruso puede
frustrar los objetivos estadounidenses en política exterior en Irán,
Medio Oriente y más allá, que son vitales para el legado de Obama.
La Casa Blanca respondió a la conferencia de prensa de Putin y señaló
que su "discurso revisionista" era preocupante "pero extremadamente
poco convincente".
"El presidente Putin ha intentado repetidamente evitar que se culpe a
sus propias políticas del conflicto en Ucrania y de los problemas
internos que Rusia está viviendo", dijo Josh Earnest, portavoz de la
Casa Blanca.
Mientras tanto, Obama se arriesgó a irritar aún más al líder ruso al
firmar una ley con la que adquiere facultades para imponer más sanciones
al gobierno ruso, aunque no piensa hacerlo inmediatamente.
A pesar de que Putin se muestra desafiante, el gobierno
estadounidense está convencido de que las sanciones que Estados Unidos y
Europa han impuesto a Rusia, combinadas con la aguda caída del precio
del petróleo, provocaron que la economía rusa vaya en picada, y Putin no puede ignorarlo.
Las autoridades occidentales esperan que eso convenza a Putin de que
el costo de su anexión de Crimea y el respaldo a los separatistas en
Ucrania ya es demasiado grande. Piensan que la presión económica podría
poner a la clase media en contra de Putin a pesar de su popularidad
actual o hacer que los bancos occidentales impidan el acceso a los
oligarcas para presionarlo.
Mientras el pánico cundía en los mercados financieros de Rusia esta semana,
el banco central se vio obligado a intervenir apresuradamente para
elevar las tasas de interés hasta un 17% y el gobierno intervino por el
temor de que la jornada fuera desastrosa para los bancos. Esto paró la
hemorragia, pero el rublo perdió más del 50% de su valor respecto al
dólar este año, por lo que el Kremlin está en problemas.
"Están entre la espada y la pared", dijo Jason Furman, presidente del
Consejo de Asesores Económicos de Barack Obama; agregó que la economía
rusa estaba "al borde de la crisis".
Pero hay posibilidades de que Putin responda no con concesiones, como
espera Occidente, sino con un nacionalismo intensificado y muestras de
poderío militar que no se han visto desde la Guerra Fría.
Para tratar de demostrar que siguen siendo una potencia mundial, el gobierno ruso envió sus aviones y buques de combate para poner a pruebas los sistemas de defensa de la OTAN.
Suecia manifestó su indignación la semana pasada al señalar que un
avión militar ruso que llevaba apagado el transpondedor por poco choca
con un avión comercial de Scandinavian. El gobierno ruso negó el
incidente. Por otro lado, las autoridades rusas acusan a Occidente de
tramar un cambio de régimen en Moscú.
A pesar de las tensiones crecientes, algunos de los detractores de
Obama, tales como el senador republicano John McCain, quieren que se
suministren armas a Ucrania, paso que el gobierno teme que no ayude en
mucho a las fuerzas a las que los militares rusos superan ampliamente en
número.
"La Administración argumenta que no queremos provocar a Vladimir Putin. Eso es simplemente orwelliano.
La historia juzgará a esta administración con increíble dureza", dijo
McCain en entrevista con CNN. "Lo único que disuadirá a Vladimir Putin
de lo que está haciendo es que las familias de Rusia reciban ataúdes".
A la Administración de Obama le preocupa que si Estados Unidos impone
más sanciones unilaterales, se fracture el frente unido con Europa, que
está mucho más expuesta a la economía rusa.
Europa generalmente se ha mostrado más renuente que Washington a
imponer sanciones y algunos expertos creen que una de las tácticas de
Rusia podría ser retirar a sus fuerzas de la frontera y respaldar las
negociaciones de paz entre el gobierno ucraniano y los separatistas para
diluir la determinación de Europa.
Las autoridades estadounidenses y los expertos rusos también están nerviosos por la mentalidad de Putin.
La gente que lo ha conocido y lo ha estudiado argumenta que sus
decisiones estratégicas emanan de una visión del mundo que insiste en
que Occidente está privando a Rusia del rol de gran potencia que le
pertenece por derecho.
"Nos preocupa que esa mentalidad no coincida con los acontecimientos en el terreno", dijo un alto funcionario.
"Esa es una de las razones por las que los líderes del mundo siguen
contactando y hablando con los interlocutores rusos adecuados", dijo.
"Es una cuestión de preocupación".
En una conferencia telefónica que sostuvieron en marzo de 2014, la
canciller alemana Angela Merkel le dijo a Obama que dudaba que el
exagente de la KGB estuviera en contacto con la realidad. Él está "en
otro mundo", dijo, según el diario estadounidense The New York Times.
Fiona Hill, investigadora de la Brookings Institution y autora de un
aclamado libro sobre Putin, dice que los instintos anti-Occidente del
líder ruso se han endurecido desde que regresó a la presidencia en 2012.
"Putin proyecta en nosotros la clase de medidas que tomaría, ya que
cree que las operaciones que la CIA emprendió durante la Guerra Fría
siguen en curso. Entiende en mundo desde una perspectiva diferente.
Actúa bajo el supuesto de que estamos en guerra".
Obama, quien ya está agobiado con problemas de política exterior, no
desea una nueva Guerra Fría y dice que los actos de Rusia simplemente no
toman en cuenta su propio bienestar.
Sin embargo, el mundo luce completamente diferente para el gobierno ruso.
"La insistencia en que Rusia va en una dirección desastrosa, en que
Putin necesita reconocerlo y revertir el curso, implica la expectativa
de que en algún momento Putin se dará cuenta de ello y cederá a la
presión de Occidente en el asunto de Ucrania", dijo Matthew Rojansky,
del Wilson Center. "Ha enviado mensajes implícitos y explícitos a
Washington de que eso no va a ocurrir".
Junto con las sanciones, Occidente espera que otra táctica más
personal quiebre la determinación de Putin: privarlo del reconocimiento
mundial que anhela.
Putin dejó la Cumbre del G-20
que se celebró en Brisbane en noviembre luego de que muchos de los
líderes mundiales lo ignoraran en un país que sigue llorando a los 28
australianos que murieron cuando derribaron el avión de Malaysian
Airlines en la Ucrania controlada por los rebeldes, en julio de 2014.
"Creo que están entendiendo", dijo el alto funcionario. "Putin lo entendió claramente. Su lenguaje corporal fue muy claro".
Fuente: CNNMéxico
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