Michele
Bachmann, legisladora republicana por Minnessota, saltó de una
camioneta negra cerca de un acantilado con vista al río Bravo, de un
salto llegó a la orilla de una roca y observó el río que separa a su
país de México.
Era una tranquila tarde de viernes en esta ciudad fronteriza a la que
los inmigrantes suelen entran secretamente tras cruzar el río en
lanchas inflables, trepar por una cañada y buscar refugio en una iglesia
del lugar. Sin embargo, en este momento no se veía gran cosa en el lado
mexicano, fuera de un grupo de pescadores con sus cañas y unos cuantos
caballos comiendo cerca del río.
"Hoy está muerto", dijo Bachmann, quien sonaba decepcionada.
"Creo que está tranquilo porque las cámaras están aquí. Porque más
que nada, a los cárteles criminales les preocupa y temen la ira del
pueblo estadounidenses", dijo Bachmann. "Son rufianes, villanos, pero
son empresarios. Por eso temen a las cámaras".
Su amigo, el legislador republicano por Iowa Steve King la alcanzó en
una roca sobre el río. Ambos representan a la coalición de asambleístas
que se oponen ferozmente a cualquier acción legislativa sobre inmigración
que permita ofrecer un estatus legal a los inmigrantes que viven
ilegalmente en Estados Unidos. Aunque no tienen mucha influencia oficial
en Washington (ninguno preside un comité legislativo y Bachmann planea
dejar el Congreso en enero), tienen una gran importancia para la
amplificación del mensaje conservador.
Son prolíficos recaudadores de recursos y gozan del apoyo
generalizado de la base del Tea Party. Bachmann se volvió más prominente
en 2011, cuando se postuló brevemente como candidata a la presidencia.
Como legislador veterano en Iowa, el estado en el que se lleva a cabo la
primera contienda electoral del calendario presidencial, King también
tiene influencia entre los principales republicanos del país. Se sabe
que ambos hacen declaraciones incendiarias, costumbre que les da una
plataforma tanto en los medios conservadores como en los liberales.
Llegaron a Texas un día después de que el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, anunciara un controvertido plan para invitar a
ciertos inmigrantes que viven ilegalmente en Estados Unidos a "salir de
la clandestinidad" al ofrecerles un estatus legal temporal si aprueban
las revisiones de antecedentes y pagan impuestos retroactivos. El
presidente dijo que actuaba a falta de acción del Congreso, ya que la
Asamblea, que está bajo control de los republicanos, no había aprobado
una propuesta de reforma inmigratoria bipartidista que se aprobó en el
Senado en 2013.
El anuncio indignó a los republicanos, quienes afirman que se está excediendo de sus facultades.
El presidente de la Asamblea, John Boehner, lo llamó Emperador Obama y
el asambleísta Moe Brooks insinuó que el presidente podría enfrentarse a
un juicio político e incluso una condena de prisión por su decisión.
Para no quedar atrás, Bachmann y King, representantes de distritos
que se encuentran a más de 1,600 kilómetros al norte de Roma, querían
ser de los primeros legisladores en llegar a la frontera para
reaccionar.
Conocen bien el sitio que decidieron visitar, un mirador cerca de un
puente que conecta a ambos países sobre el río Bravo. Ambos visitaron
este lugar en julio de 2014, cuando grabaron con un celular un video en
el que, según ellos, se ve a una mujer embarazada cruzando el río.
"Se me acaba de ocurrir", dijo King en su segundo viaje a este lugar,
"que la mujer embarazada a la que dejaron aquí seguramente tuvo al
bebé. Ese bebé es ciudadano estadounidense. Anoche, Barack Obama le dio
amnistía a la madre de ese bebé. Ahora tiene amnistía. Una amnistía
ilegal e inconstitucional".
La afirmación de King sobre la mujer es incorrecta: para ser acreedor al estatus legal, de acuerdo con el nuevo plan de Obama,
los inmigrantes deberán haber vivido en Estados Unidos por al menos
cinco años. La mujer de la que habla llegó a mediados del año, por lo
que no tendría ese derecho.
En respuesta a la acción de Obama, Bachmann y King quieren que el
Congreso apruebe una resolución de desaprobación, seguido de un voto de
censura. Luego quien enviar a la Casa Blanca una propuesta de
presupuesto del que se excluyan los recursos necesarios para que ejecute
su plan, estrategia que los líderes republicanos de la Asamblea y el
Senado respaldan.
King no descartó un juicio político más adelante.
"Esperemos que nunca tengamos que responder a esa pregunta", dijo a CNN. "Esperemos que podamos hacer lo más razonable primero".
En cuanto a la solución al problema de inmigración ilegal, King
propuso un sistema de cercas de tres niveles que puede extender la
longitud de la frontera de 3,200 kilómetros. Tras estudiar la frontera,
King abrió la cajuela de su camioneta y sacó un desgastado trozo de
papel que revela una maqueta de un sistema de bardas de concreto que
diseñó en sus ratos libres.
"Construí esa barda en el salón del pleno de la Asamblea", dijo. "Está en YouTube".
King no bromea. En 2006 construyó una maqueta de la barda que diseñó y
se transmitió en vivo por el canal C-SPAN. Tiene alambre de púas en
miniatura y usó cartón para representar la tierra.
Cuando le preguntamos sobre quienes afirman que una barda fronteriza
sería costosa y casi imposible de construir en su totalidad, King la
comparó con la Gran Muralla China, un proyecto cuyo fin era mantener
fuera a los ejércitos invasores y cuya construcción cobró la vida de
miles de trabajadores chinos.
"Sobraban muchos chinos", dijo King.
Sin embargo, la idea de la barda podría resolver solo parte del
problema. Aunque la frontera se asegurara en su totalidad, se estima que
unos 11 millones de inmigrantes indocumentados seguirían en Estados
Unidos. Los republicanos que rutinariamente critican la oferta de la
supuesta amnistía a estas personas tienen poco que decir respecto a qué
hacer con ellos.
Ni siquiera King, que ha basado su carrera en su oposición a la
inmigración, respondió a la pregunta al principio. Finalmente, tras
muchos intentos, reconoció que no creía que fuera responsabilidad del
gobierno encargarse de ellos.
"No tenemos la obligación moral de sacar a la gente de la
clandestinidad", dijo King. "Vinieron para vivir en la clandestinidad y
esa fue su decisión. Así que esta idea de identificar a la gente que
vive en la clandestinidad y decir: 'vamos a encontrarlos y a sacarlos de
la clandestinidad'… no es parte de nuestro trabajo".
El anochecer se acerca y no se puede ver a nadie cruzando. King y
Bachmann subieron de nuevo a su camioneta y condujeron al este, hacia
McAllen, en donde se reunieron con unos agentes de la patrulla
fronteriza en un puesto de Seguridad Nacional.
Después de un largo día, los legisladores excursionistas terminaron
su aventura en un restaurante mexicano del lugar; comieron enchiladas y
bebieron una ronda de margaritas.
En las rocas y con sal, desde luego.
Fuente: CNNMéxico
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